miércoles, 27 de octubre de 2010

Asumiendo a Susanita

Hace casi dos años, "Juguemos a ser novios" nació ante la necesidad de comunicar o compartir la ira, el desprecio, la angustia que me estaba generando el sexo opuesto. El hecho de no poder comprender esta fobia generalizada que generaba, que nadie se animara, ni siquiera, a "jugar a ser el/la novio/a" de alguien. Surgió como espacio de cuatro amigas con necesidad de entender. Quedé sola en el camino y terminé haciendo, de esta aventura, algo personal. Escribí con detalle cada sensación, situación, disyuntiva, todo lo que se me presentó y no podía resolver sola. Terminé creando una muestra concreta de mi inexplicable (¿o explicable?) dolor y resentimiento. Por épocas más frívola y feminista escribí testimonios crudos de las travesuras de una niña/adulta soltera, con mucho menos glamour que "Carrie Bradshaw", pero con profunda sinceridad.
Me expuse, tanto, al punto de ver tan explícita mi angustia que me asusté y dejé de escribir por varios meses... Tiempo después, con cautela, un poco liberada de prejuicios y dolores, volví a escribir. Tímidamente, y a cuenta gotas intenté relatar sin enojo ni espíritu justiciero... Me costó e incluso soy consciente que muchas veces pifié, I know.
Ante un bloqueo mental contundente recordé lo que una vez una gran maestro me dijo. Según su teoría lo mejor que creamos surge del dolor, del desamor, la angustia. Tenía sentido, si pensamos en las grandes canciones de amor, o novelas, o películas, muchas hablan de esto. Pero la idea de que para ser una buena artista, tenía que ser una infeliz eterna, me atormentaba un poco mucho.
Fiel a mi testarudez decidí comprobar lo contrario. Intenté escribir mil veces sobre lo lindo que es la primavera, los pajaritos, el amor de una madre, los días de calorcito que se vienen, incluso lo divertido que es bolichear en la adultez. Pero nada, no surgía nada interesante. Me dí cuenta que si quería escribir algo "lindo", tenía que ir a fondo. Tan a fondo como cuando me despacho con enojo ante algo/alguien.
Después de semanas sin resultado, casi al borde de darle la razón a este maestro, volví a la esencia de mis relatos. Tal cual sucedía al principio cuando empecé a escribir, agarré mi libretita viajera (si hablara, por dios), y entendí que estaba omitiendo escribir sobre lo más profundo que me pasó en mucho tiempo:
En estos dos años hice lo que quería hacer, me enfrenté a lo que no podía, ni quería, ver. Aprendí a conocerme, a ser paciente, respetuosa, a no hablar demás y a confiar. Después de varios tropezones, finalmente, hoy decido escribir sobre estar enamorada. Sin desconfianza, con reciprocidad, y con respeto. Aprendí que existe la posibilidad de estar perdidamente enamorada, sin perderse... Hoy, después de tanto, disfruto de caminar de la mano, de ser tu novia, de tener "nuestro" día, de las famosas mariposas en la panza que aparecen cada vez que te veo, de tus abrazos y tus palabras de aliento. Me siento una "teen", y ojalá supieras que no registro haberme sentido así en mucho tiempo. Sé que odias este espacio, pero tené en cuenta que está haciendo lo imposible para gustarte.
Esta neurótica, desquiciada, histérica, a veces resentida y lastimada, esta experimentando, después de muchas caídas, la vulnerabilidad en su sentido, más noble, dulce y sanador.
Y me encanta, gracias...

jueves, 14 de octubre de 2010

Mis muertos vivos

Por alguna razón, que obviamente todavía no ha sido descubierta, cuando las cosas empiezan a fluir, todo aquello que solía trastornarnos o angustiarnos, reaparece. Hablo por mi, mejor. Será la ley de Murphy, "el secreto", la metafísica, o no sé qué, pero me llama poderosamente la atención. Al contarlo recibo, casi de manera unánime "es típico". A mí no me parece ni típico, ni normal, mucho menos lógico.
La cuestión es que finalmente, cuando empiezo a sentirme menos inestable, menos angustiada, feliz. Cuando empiezo a entender que efectivamente hay "un roto para un descosido", que puede que haya encontrado a mi descosido... ahí aparecen ellos: los muertos vivos. Con un "timing" perfecto. Casi como si tuvieran un sensor y detectaran que para mí ya son parte de mi pasado. Cerrado, y enterrado. Y aparentemente, a nadie le gusta ser olvidado. (siempre creí que esto era propio del ego del artista, pero no, es propio del ser humano y punto.)
En este caso, el gran disparador fue la aparición, de aquel que me inspiró al momento de elegir el nombre de este espacio. Espero no ofenderlo con el rótulo de "muerto vivo", pero no encuentro nada más gráfico. Aquel que hace varios años, ante una invitación a cenar me respondió que "era una salida muy seria", reapareció. Habiendo cumplido su deseo de viajar por dos meses, por no sé donde, según dice "me acorde de vos"... Ahora, teniendo en cuenta que en el último mes, 3 de las 4 personas con las que salí, últimamente, reaparecieron puedo sacar conclusiones muy oscuras. Primero y principal no es que tengo un cementerio del tamaño de capital federal, por lo cual es lógico que, de vez en cuando, alguien resucite, no para nada. Por otro lado, si tuvieran un centímetro de idea de lo loca que me volví por cada uno de estos resucitados. Cada teoría especulativa que inventé para entender su falta de atención, sus comportamientos egoístas, incluso para entender como no pude ver lo que era evidente. El tiempo que invertí en oportunidades. Si tuvieran la mínima idea... creo que les daría vergüenza reaparecer.
Ojo, lejos de ofenderme, me parece asombrosa la situación. Lo sencillo que es el manual.
Solo puedo decir, con las pocas pulgas que me caracterizan: fuck you.
No hay amistad posible que me pueda interesar con estos individuos. No hay café, vino, ni licuado. Fui muy naive al creer que esto era posible. Pura ingenuidad, créanme.
A las piñas, con llanto, con angustia y decepción, aprendí a "dejar ir" y por más que se empeñen en volver, acá ya no hay lugar.
Esta vez soy yo la que les dice: Move on, darlings

martes, 5 de octubre de 2010

No me quiero olvidar

Cosas que no quiero olvidar:

  • A Malistru Bali. (mi amigo invisible, en mi infancia). La casa donde yo imaginaba que vivía, la ropa que usaba, incluso la voz que le había creado.
  • Haber jurado ser una "Puta- Fina" de profesión (a los 4 años)
  • mi primer sueño cumplido: tocar una orca. La textura de su piel, lo fría que estaba el agua en ese estanque, las lagrimas que no pude contener y mi corazón que latía a mil. -"Liberen a Willy" tuvo su efecto en mi, claramente.
  • "Si la vista no me engaña veo a Fausto en la montaña:
-¿Qué queréis?
-¡¡¡Qué las bolas me chup......!!!" (¡por respeto a los lectores queda mínimamente censurado!)
El ataque de risa que me provocó este verso en boca de la genia de mi abuela, en pleno camino de montaña sinuoso.
  • El cuento de "Budin y Pastel" que mi abuelo inventó para sus nietos. (Algún día lo contaré- no es apto para gente bien hablada)
  • La felicidad que sentí el día que descubrí mi vocación
  • "¡Celoso, baboso, no te banco más!..." a los gritos. Erámos unas borregas de 10 años y ya nos hacíamos las sexies.
  • La vocecita de mi hermana cuando empezó a hablar
  • El debut en las tablas de mi querida madre, ¡vestida de Pato Donald!
  • El último abrazo con mi papá... su voz, su estatura, su olor
  • X: "-Qué sueñes con angelitos lindos"
Y: "- Ya estoy durmiendo con uno..."
  • Last, but not least:
X: -"Me voy a echar un cloro, y vengo, ¿ok?"

Tengo pánico de que a todo esto le pase lo que ya le pasó a mucho: el olvido. Mi disco rígido esta completamente saturado. Pero, siguiendo el lexico, hoy me dispuse hacer un back up, no quiero olvidarme de nada mas...