jueves, 5 de agosto de 2010

¡Se va la primeraaa!

Mi grupo de amigas y yo, cumplimos 20 años de conocernos en marzo del año que viene. Si, 20. Y de ese grupo números que inauguró la salita de cinco del incipiente colegio San Mateo (allá por el 1989), dos mujeres están por casarse. Una dentro de veinte días y otra en febrero en República Dominicana... Si, 2. Pero la cosa no termina ahí. Una, que extraño con locura, agarró sus petates y voló a vivir a Italia hace ya varios años. Seis (si, 6) están de novias- dos de ellas conviven con sus respectivas parejas y una esta por seguirlas en ese camino. Dos, si dos, quedamos solteras, sin entender que carajo es una "minipimer", o cuanto tardan en entregar un lavarropas o la importancia de tener un lava platos... Nos unimos a una tercera abanderada en la causa y juntas, las tres, en un intento de ponerle onda a nuestra realidad nos auto- bautizamos como "las pakitas" (Nota para los muchachos: Este tipo de cosas son las que a nosotras, las mujeres, nos queda como resabio de la adolescencia, deal with it).
Así como describo, casi como un principio matemático, nos empiezan a saludar "los 25", si, veinticinco. Y pienso lo difícil que es crear para esta generación a la cual pertenezco. Crear y llevar a cabo un sueño, crear un proyecto propio, un proyecto en común, crear un vínculo, una responsabilidad... es muy difícil señoras y señores, nuestra generación la tiene muy difícil. Nos recibe la adultez a la sombra de la historia de nuestros padres, quienes tuvieron la dicha de poder casarse jóvenes, comprar su casa, su auto, con mucho esfuerzo pero aún jóvenes. Madres que, mayormente, han podido dedicarse a ser madres full time, y padres orgullosamente proveedores.
Nuestro panorama es un toque diferente. Somos hijos de estos padres, pero también de aquellos que se infartan a los 35 y se mueren de una aneurisma a los 40. Hijos de una generación voraz. Hijos que se atreven a seguir su vocación, sin importar el costo (aún si esto significa vivir con dos mangos y con el rotulo de "perdido"). Algunos elegimos eludir lo que la sociedad nos garantiza como "éxito", por seguir nuestro pálpito. Hijos solteros hasta mas de los 30 porque la presión del "éxito" ha atrofiado la capacidad de vincularse genuinamente. Hijos y adultos en una época de oscura transición, (transición a donde? o, a que?, no tengo la menor idea, pero un poco me asusta). Gracias a dios no somos una generación de soldados forzados pero si, sin duda alguna, somos una generación de luchadores romanos.
En cuanto a lo que a mi me toca, me doy cuenta que no sé nada, de nada. Que cuando creí que los vínculos estaban en baja, levanté mi cabeza y miré a mi alrededor y vi a estas mujeres a mi alrededor que a pesar de todos los pronósticos deciden apostar, junto a sus parejas, al amor, al proyecto en común, en fin a la capacidad de crear y compartir...

No hay comentarios.: